Los videojuegos se pasan al mobile
Con motivo de una nueva edición de la feria de culto de los videojuegos, el Gamelab, que se celebra estos días en Barcelona, conocemos algunos datos significativos que dibujan un nuevo panorama del entretenimiento multimedia en la plataforma mobile.
De hecho, el sector de los videojuegos vive un momento muy dulce gracias al avance de las nuevas tecnologías y a la aparición de smartphones cada vez más potentes y sofisticados. En España hay 15 millones de jugadores de videojuegos y, de ellos, el 40% son mayores de 18 años, lo que muestra la tendencia en alza de que los adultos y no de una manera puntual sino que el 26% juega a diario.
Otro dato remarcable es el aumento de la presencia femenina entre los consumidores; de hecho, las mujeres de más de 35 años son líderes en el consumo de videojuegos y han superado al chico adolescente que, hasta ahora, era el perfil del consumidor mayoritario de este producto de entretenimiento.
¿Y qué es lo que demandan estas nuevas consumidoras? Las mujeres responden a un tipo de perfil de jugador más bien casual y que busca sesiones cortas de entretenimiento y, sobre todo, a través de sus smartphones.
Y es que el consumo de videojuegos a través del smartphone está experimentado un crecimiento vertiginoso que parece que, de momento, no encuentra freno. El 37% de la cuota de mercado de la industria del videojuego ya depende de los dispositivos móviles, por delante de las consolas, con un 29%, y los PC, con un 27%. De cara al 2019 se prevé que este crecimiento alcance la cifra del 45% de la cuota de mercado.
Las ventas de apps de juego para dispositivos mobile ya representan un tercio de las descargas a través de smartphones y el principal mercado mundial en ingresos generados es como no, China, que ha superado a los Estados Unidos. Por su parte, España se ubica en la octava posición.
Así pues, advertimos que los juegos para móviles suponen una nueva forma de llegar a los usuarios de smartphones y constituye, sin duda, un nuevo formato de comunicación todavía por explotar.