Amazon Go: la tienda sin filas ni cajeros, a debate
Terminamos el año 2016 con una noticia tecnológica que levantó polvareda. Amazon, el gigante de la logística y el comercio digital, presentó en diciembre su última novedad: “Amazon Go”, una red de supermercados en los que el consumidor no debe pasar por caja ni hacer largas colas. El proceso que se plantea es muy sencillo: el usuario entra a la tienda, coge el producto que quiere y… se va. Ni rastro de interacción ni transacción económica, o, por lo menos, de una forma visible.
El smartphone, una pieza clave
La fórmula que propone Amazon se basa en la aplicación de una serie de tecnologías para que el pago sea automático (y silencioso). Se encargan de todo las cámaras y sensores instalados por todo el local, y el uso de “deep learning” (sistemas que aprenden que por sí solos a partir de ejemplos y que son un paso previo a la inteligencia artificial).
Cuando todos estos elementos interrelacionan con el telefóno móvil del usuario, la tienda es capaz de reconocer los diferentes productos y realizar el cobro a través de la tarjeta de crédito o débito asociada a la cuenta de Amazon. El cliente solo debe descargar una aplicación desde Google Play o Apple Store.
Amazon Go, según la multinacional, es el resultado de cuatro años de investigación. Y, por el momento, se aplicará en una tienda piloto ubicada en Seattle (donde está la sede de Amazon), y estará abierta solo para sus empleados.
No es la primera vez que una compañía abre la posibilidad de un comercio físico con estas características. IBM abrió lanzó una idea similar hace una década; en 2016 publicó este anuncio:
¿Oportunidad o peligro?
No hay duda de que Amazon ha abierto un mundo de posibilidades: ¿cómo serán las tiendas de futuro? Pero, sobre todo, ¿cómo será el marketing el día de mañana? Con Amazon Go cambia radicalmente el modo de relacionarse con el usuario, que hasta ahora frenaba el impulso de la compra al encontrarse con el momento poco agradable del pago.
“Just Walk Out” (Simplemente Camina) es el nombre con el que Amazon ha bautizado este sistema. Pero lo que parece a simple vista, pura magia (salir de un supermercado con los bolsillos llenos y la cartera intacta), es realidad una estrategia comercial de primer orden para fomentar la compra. No existe ninguna tensión, ninguna fricción, porque el usuario “no ve” el gasto y porque el proceso de venta es rapidísimo. Con Amazon Go desaparecen los mecanismos psicológicos que normalmente alertan al comprador porque, prácticamente, no percibe el consumo.