¿Qué hacemos con el smartphone?
O, probablemente, sería mejor preguntar: ¿qué NO hacemos con nuestro Smartphone? El 60% duerme con el dispositivo en la mano y uno de cada seis lo usa incluso cuando se ducha. Así lo dijo Motorola, según un estudio en el que participaron siete mil usuarios de España, China, Estados Unidos, Gran Bretaña, Brasil, México e India. Y hay más:
Más de la mitad de los encuestados asegura que, en un incendio, salvaría antes su teléfono móvil que a su gato. Y, si de elegir se trata, el 22% preferiría renunciar a un fin de semana de sexo que a dos días sin su Smartphone.
Tres horas mirando el móvil
Según un estudio de la consultora Ditrendia (Mobile en España y en el mundo 2016) en Europa, 78 de cada 100 habitantes cuenta con un teléfono móvil inteligente, y cada vez –demuestran- somos más adictos a él: miramos a la pantalla 150 veces al día de media y le dedicamos más de 200 minutos. Más de tres horas.
Los españoles lo usan sobre todo para consultar el correo electrónico (87%), la mensajería instantánea (82,8%) y para navegar por la red. El Smartphone es el más preciado de los dispositivos. Ya lo había comprobado Motorola: el 40% de sus encuestados decía albergar en sus aparatos secretos que no revelarían ni a sus mejores amigos.
Con todo, al 79% de los usuarios le fastidia sufrir interrupciones en momentos inoportunos. Aunque, al final -según la consultora PwC- terminamos deteniendo una charla para consultar los mensajes entrantes.
Dispositivo omnipresente
Los móviles a todas horas y en cualquier lugar también nos hacen conducir a medias (respondemos las llamadas, consultamos el WhatsApp, nos fijamos en el Google Maps), revisar el correo del trabajo todo el tiempo (por miedo a dejar pasar algo importante y perder el empleo) y convertir nuestras vidas en un multitasking continuo. Pensamos, equivocadamente, que ganamos productividad si hacemos muchas cosas a la vez, cuando el efecto es precisamente el contrario.
Pero los usos van más allá. Nos aferramos a nuestro Smartphone para superar situaciones sociales incómodas: cuando estamos en el ascensor; en un bar, mientras esperamos a nuestro amigo; o en una fiesta que resulta ser un tostón.
La omnipresencia del móvil afecta a los más adultos, pero según Ditrendia, los más jóvenes no se quedan atrás. De hecho, la edad de inicio es cada vez más precoz: En 2015, un 98% de los jóvenes de 10 a 14 años contaba ya con un teléfono de última generación con conexión a Internet. Y en España, aseguran, los niños de 2 a 3 años utilizan habitualmente el móvil de sus padres.
Las empresas dan más
Las empresas están atentas a los datos: En 2020 –dicen las previsiones- existirán más de 50 mil millones de dispositivos conectados en todo el planeta. Y, para no ir tan lejos, en España el 80% tenemos ya un Smartphone y gastamos el 54% de nuestro tiempo digital en el uso de aplicaciones.
Por eso, cada día surgen nuevas opciones: apps más convencionales… y otras insólitas, que se proponen aterrizar y hacerse un hueco en nuestro día a día.
Hay, por ejemplo, aplicaciones como Wizzo o Yaap que ayudan a poner fin a la morosidad de los amigos (permite el pago de pequeñas cantidades, sin comisiones, cuando alguno olvidó pagar las cervezas o no tenía suelto para el taxi a medias). Otras permiten llevar un registro exhaustivo de las rutinas diarias (cuánto caminas, cuánto duermes… como en el caso de Reporter), o encontrar el teléfono móvil dando palmas (Clap Phone Finder).